En estos días, la moda se llama Google Buzz, que la compañía de Mountain View lanzó hace 2 escasos días.
A medida que los usuarios vamos introduciéndonos en esta nueva visión del correo de Google, muchos tenemos una sensación de asalto por parte de la compañía al incluír, nos guste o no, elementos que hasta el momento habíamos tenido claramente diferenciados.
Gran parte de la comunidad de usuarios de redes sociales y servicios similares tenemos, por un lado, aplicaciones separadas del correo. Tenemos nuestros Facebooks y nuestros Twitters en aplicaciones separadas de la aplicación de correo, o como mínimo, sabemos que si queremos hacer algo más que usar el correo, tendremos que abrir otras ventanas en el navegador.
Es como si hasta el momento tuvieramos las aplicaciones sociales catalogadas como ocio, unas risas, curiosidades -y si, a veces, spam- y por otra parte, el correo sólo para cosas serias, trabajo y productividad por llamarlo de algún modo. Pues esta separación, con la llegada de Google Buzz, se acabó.
En el momento que un usuario se sumerge en el universo de Google Buzz por primera vez se da cuenta que ya está siendo seguido por muchos otros usuarios. Y cuando empieza a trastear con el Buzz, los mensajes le llegan a la bandeja de entrada del correo.
Pues eso, parece que no gusta, y ya somos muchos los que estamos creando filtros en Gmail para evitar que todo lo que se buzzee llegue al espacio que hasta el momento teníamos para trabajar, porque hasta el momento, bajo mi punto de vista, Google Buzz no es para trabajar, a pesar de que muy probablemente las cosas cambiarán en un futuro, cuando ahora el servicio acaba de nacer.
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